¿Cómo afecta el confinamiento al alumnado universitario del Grado de Educación de la Facultad de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha?

El pasado 2 de abril el Rector de la Universidad de Castilla-La Mancha acuerda establecer que la universidad de Castilla-La Mancha asegure la finalización del presente curso académico de forma no presencial con carácter general después de haber celebrado distintas reuniones de coordinación del Sistema Universitario Español y entendiendo que era necesario organizarse con suficiente antelación para asegurar que el estudiantado pudiera finalizar sus estudios en el presente curso académico.
Ante este contexto, como profesora de Sociología y decana del Colegio oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha, he diseñado un cuestionario dirigido al alumnado universitario estudiante del Grado de Educación de la Facultad de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha, en la que soy profesora, con el objetivo de conocer los efectos que está generando la situación de confinamiento como consecuencia del estado de alarma provocado por el COVID-19 (Coronavirus).
El cuestionario online ha sido realizado entre el 11 y el 16 de abril y ha sido respondido por un total de 387 alumnas y alumnos entre un total de 894 matriculados en el curso académico 2019-2020 en la Facultad de Educación de Toledo, lo que supone una tasa de respuesta del 43,2 por ciento.

Los estudios de Grado en Maestro de Infantil y Primaria son estudiados principalmente por mujeres, sobre todo en Educación Infantil. De ahí que del total de alumnos que han respondido la encuesta sean en mayor porcentaje mujeres (81,7%). Los hombres representan el 18,3% sobre el total, entre ellos, el 1,6% estudia la especialidad de Infantil y el 16,8% de Primaria.

El alumnado participante tiene una edad comprendida entre los 18 y los 47 años, siendo la media de edad de 21,6 años. Han respondido de todos los cursos, obteniendo así representación de 1º a 4º, tanto de turno de mañana como de tarde, de las especialidades de Grado en Maestro de Infantil y de Primaria. El 68,0% se encuentra recibiendo solamente las clases en su curso académico y el 22,0% se encuentra en periodo de Practicum II y/o Realización del Trabajo de Fin de Grado (TFG).
Para apoyar a los estudiantes que más sufren la brecha digital, la UCLM ha comenzado a entregar, en la modalidad de préstamo, portátiles y líneas de datos 4G de alta capacidad.

En el caso del alumnado del Grado de Educación en Toledo, el 20,2% no cuenta con suficientes medios tecnológicos para desarrollar sus estudios desde casa. El 5,2% del alumnado tiene problemas con la conexión wifi, cuentan con pocas gigas, en particular con las que tiene contratadas para el
móvil, o tiene estropeado el ordenador, por lo que esta medida les ayudará sin duda a que puedan desarrollar con la máxima normalidad posible, dentro de lo cabe en esta situación extraordinaria en la que nos encontramos todos, sus estudios.


La mayor parte del alumnado vive en estos días de confinamiento con sus padres y hermanos (58,9%). El 15,8% vive solo con ambos padres; el 7,8% vive con uno de sus padres y hermanos; el 6,2% con toda la familia nuclear (padres y hermanos) y, además, con otros familiares (abuelos, tíos, primos); el 4,1% solo con uno de sus padres; y el 2,6% con su pareja y sin hijos.

Los jóvenes universitarios están cumpliendo las medidas de confinamiento y contención ya que durante el confinamiento oficial decretado por el Gobierno el alumnado estudiante de Grado en Maestro de Infantil y Primaria ha acatado las restricciones impuestas para no salir de casa. Tan sólo el 23,5% ha salido de casa, entre ellos, el 47,3% ha salido solamente a comprar y el 22,0% ha salido a pasear una mascota. Hay que destacar el 12,7% que ha salido a cuidar de una persona, el 8,3% que ha salido para ir al médico, y el 6,2% que ha salido a trabajar. El 3,6% del alumnado ha salido estos días a ayudar como voluntario.
En cuanto a empleo se refiere, si bien el 87,2% del alumnado solamente se encuentra estudiando, dentro del 17,3% que se encuentra, además, trabajando, al 47,8% le han despedido temporalmente (ERTE); el 26,9% sigue trabajando con normalidad; y al 25,4% le han despedido definitivamente. El 24,0% del alumnado participante, además, tiene algún familiar que vive con ellos en este momento de confinamiento que ha sido despedido.

Los efectos del Coronavirus también afectan a nuestro alumnado, directamente, ya que el 5,7% se ha contagiado del virus, con síntomas, pero sin hospitalización, o indirectamente, en su entorno familiar, ya que, el 11,1% del alumnado ha convivido estos días con algún familiar que ha padecido la enfermedad y el 38,2% manifiesta tener algún familiar que ha padecido o padece la enfermedad, aunque no viven juntos este confinamiento. El 11,4% del alumnado manifiesta que ha fallecido algún familiar por Coronavirus, y el 9,6% que ha perdido algún familiar durante estos días, pero de otra enfermedad, no de Coronavirus. El fallecimiento de algún familiar sea o no por Coronavirus, está dejando secuelas importantes ya que la despedida del ser querido no puede realizarse como venía siendo habitual, afrontando el duelo de la muerte sin derecho a una digna despedida.

Todos estos aspectos, más la propia visión de la gravedad de la situación, el 96,1% opina que el Coronavirus tiene un nivel de gravedad alto (28,4%) o muy alto (67,7%), está generando entre el alumnado unos estados emocionales difíciles de gestionar. El 76,8% del alumnado declara sentir tristeza por esta situación; el 53,5% miedo; el 58,9% inseguridad; el 61,0% ansiedad; y, el 88,6% empatía.


A su vez, se les ha preguntado si estos días están manteniéndose informados de todo lo que está sucediendo, obteniendo que, el 77,8% del alumnado sí está informado de todo lo que está sucediendo desde el inicio del estado de alarma.
Temiendo incluso que esta situación influya a la hora de terminar con éxito sus estudios este curso académico (el 59,9% lo teme mucho y el 31,5% lo teme bastante). Un 8,5% no teme que le pueda afectar en sus estudios, entendiendo que un aspecto también, para tener en cuenta es la propia voluntad de estudio del alumnado.
En este momento tan complejo y extraordinario, una de las principales preguntas que nos formulamos es como cambiará nuestras vidas, nuestra sociedad, siendo las respuestas muy diversas, desde las opiniones muy pesimistas hasta las más esperanzadoras. En el caso del alumnado de Grado en Educación de Toledo, en el 37,5% se considera que esta situación que estamos viviendo hará cambiar bastante nuestras actitudes y nos ayudará a mejorar como sociedad, frente a un porcentaje más pesimista, que considera que nos hará cambiar pero no mucho respecto como veníamos actuando (el 31,8%); que nos seguiremos comportando exactamente igual que antes (13,2%); que nos hará cambiar solamente un poco (11,4%); o que la sociedad no mejorará nada, incluso, piensan que iremos a peor (4,1%).


En cuanto al sistema educativo se refiere, el alumnado es más crítico y negativo que cuando valoraba el cambio de la sociedad, ya que el 44,2% considera que la situación que estamos viviendo con el estado de alarma y confinamiento no hará cambiar nuestro sistema educativo, que seguirá igual. Incluso el 9,8% considera que el sistema educativo no cambiará nada, incluso irá a peor.

Finalmente, en cuanto a su opinión en relación con la gestión de esta situación por parte del Gobierno estatal, regional y la Universidad de Castilla-La Mancha, el 54,5% considera que tanto el Gobierno central como el regional están gestionando mal esta situación, frente a un 25,8% que considera que ambos lo están haciendo bien. En el 49,8% de los casos, el alumnado considera que la gestión llevada a cabo por la Universidad podría mejorarse, si bien hay un empate porcentual entre los que consideran que la UCLM lo está gestionando bien o muy bien y los que consideran que lo está gestionando mal o muy mal, cada uno de ellos representados con un 25,1% del alumnado participante.

Natalia Simón 🌙

Este artículo esta publicado en: https://toledodiario.es/radiografia-universitaria-del-confinamiento-asi-afecta-a-los-estudiantes-de-la-facultad-de-educacion-de-toledo/

Humanización educativa en tiempos de crisis

El otro día leí a César Bona en Facebook «…Y si hay algo que todos deberíamos aprender de esto es que quizá sea el momento de humanizar la educación, que, al final, es donde empieza todo». https://www.facebook.com/517674798375663/posts/1806341612842302/
Le di un me gusta 👍 y le puse un comentario ✍ «Totalmente de acuerdo. Pero parece ser que lo primero que debe humanizarse son los humanos. Gracias por tus aportaciones».
Cuando hablamos de humanización, entendemos el proceso mediante el cual algo, ya sea una persona o una institución, por ejemplo, es dotado de cualidades humanas.
Hasta ahora pocas veces he leído humanización fuera del contexto sanitario.
«Dentro de un proceso asistencial, y asociado a los profesionales sanitarios, se puede considerar que la Humanización del cuidado debería estar integrada por diversos aspectos, entre los que cabría mencionar la personalización de la atención; calidad en el trato; buena comunicación que aporte información clara y eficaz; transmisión de seguridad y confianza; provisión de atención integral y holística; dignidad y respeto por los derechos de las personas; comprensión de las necesidades y expectativas de los pacientes» (Pérez-Fuentes et al., 2019).
Visto así, la humanización en el contexto educativo sería sin duda un objetivo prioritario.
En este sentido, se torna importante no reducir instrumentalmente la pedagogía a un método, que no concede un lugar privilegiado al lenguaje capaz de relacionar el yo con las demandas de la ciudadanía, con la responsabilidad social. Y permitir la consideración de una pedagogía crítica que tenga en cuenta la participación, comunicación, humanización, transformación y contextualización en el proceso de enseñanza para que el alumnado pueda alcanzar, así, una conciencia crítica y colectiva.
Según Castoriadis (2002), la humanización de los procesos educativos sugiere estimular la habilidad intelectual, pero también sugiere agudizar el aparato sensorial y cultivar el complejo mundo de los sentimientos; presume crear escenarios en los que la colectividad tiende a autogobernarse y a autoinstituirse, tiende hacia la ruptura de la clausura institucional.


“Una educación humanizadora es el camino a través del cual hombres y mujeres pueden tomar conciencia de su presencia en el mundo, de la manera en que ellos y ellas actúan y piensan cuando desarrollan todas sus capacidades, teniendo en cuenta sus necesidades, pero también las necesidades y aspiraciones de los demás”.
Paulo Freire.

Natalia Simón 🌙

El semáforo está en verde

Cada día tengo más claro que tenemos una asignatura pendiente…

Deberían enseñarnos desde muy chiquititos a vivir la vida echándole huevos (ovarios si se antoja feminista). Deberíamos aprender a vivir, así a secas, a secas porque ya en sí mismo dice todo, no necesita adjetivos.

Sin embargo, más que echarle huevos, nos enseñan a vivir con miedo, conformes, acomodados, irreflexivos, incuestionables y sin poder cuestionar. Incluso, reconociendo que dicho estado de confort ni siquiera facilita ser felices, a veces, ni siquiera merecedores de dicha felicidad.

La real Academia Española define “experiencia” con cinco acepciones. La experiencia sería (1) el hecho de haber sentido, conocido o presenciado alguien algo; (2) la práctica prolongada que proporciona conocimiento o habilidad para hacer algo; (3) el conocimiento de la vida adquirido por las circunstancias o situaciones vividas; (4) la circunstancia o acontecimiento vivido por una persona; y (5) el experimento.

La vida, a mi entender es experiencia, sobre todo en su cuarta acepción. La vida como la suma de todas las circunstancias o acontecimientos vividos por una persona. Y estos acontecimientos pueden ser más o menos gratificantes, pero sin duda, aportan.

Estamos cansados de encender la tele, abrir el ordenador, acceder a Internet, y encontrarnos con un sin fin de informaciones, datos de todo tipo. Hoy, dada la situación excepcional de estado de alarma que vivimos, datos sobre número de personas contagiadas, número de personas que han fallecido por contagio del Covid-19 (Coronavirus), número de personas que se quedaran sin empleo, aproximaciones sobre las consecuencias económicas, financieras, sociales también. Pero, si a esta información no se le impone una visión sociológica se queda sólo en eso, en datos, en números.

La sociología como ciencia social puede concebirse desde diferentes ángulos. Si entendemos la sociología como ciencia humanista, basada en la experiencia y expresada en discursos y construcciones sociales, uno de los conceptos de experiencia actuales de la sociedad sería el concepto del miedo. Comparto con el sociólogo Heinz Bude (2017) la idea de que, es en estos conceptos del miedo donde se ve claramente hacia dónde se desarrolla la sociedad. Convirtiéndose en relevante la experiencia del miedo, pues “el miedo es un concepto que recoge lo que la gente siente, lo que es importante para ella, lo que ella espera y lo que la lleva a la desesperación”.

En su libro, La sociedad del miedo (2017), Bude expone: “A pesar de su evidente carácter difuso, los miedos de los que en estos momentos habla la opinión pública dicen algo sobre una determinada situación sociohistórica. Para entenderse acerca de su situación de convivencia, la sociedad se comunica empleando conceptos de miedo: quién sigue adelante y quién se queda atrás, dónde hay puntos críticos y dónde se abren agujeros negros, qué es lo que innegablemente transcurre y qué es lo que quizá todavía queda. Al utilizar conceptos de miedo, la sociedad se toma el pulso a sí misma”.

Bude, H. (2017). La sociedad del miedo. Herder Editorial.

Es en momento de crisis, no financiera, sanitaria o medio ambiental, sino de crisis personal, cuando más pienso que, en vez de vivir se nos pasa la vida en espera de un milagro, una oportunidad, que pase un tren…, obviando que cada día es en sí mismo un milagro, que cada trabajo, que cada persona que se cruza en el camino, es una oportunidad, que la vida es el tren anhelado…

Pero, a quién le importa…, bueno, sí, le importa a un mínimo coma por ciento de personas…, aunque es cierto que, aun reconociéndolo tampoco hacen mucho…, quizás porque el sistema les tacharía de rebeldes, de locos, desviados, antisociales… O simplemente, porque ya están contagiados de apatía y es preferible fingir una vida que echarle huevos y vivirla…

Las oportunidades también están ahí en época de crisis. Ya lo escribimos Daniel Olaya y yo en el año 2009, en plena crisis financiera mundial, “las debilidades, entendidas como el conjunto de elementos, recursos, habilidades y actitudes de un ente, constituyen barreras que impiden su buen funcionamiento, aunque, por medio de actividades bien direccionadas y aprovechando los recursos destinados para ello, son susceptibles de convertirse en fortalezas”.

Daniel Olaya y Natalia Simón Medina (2009). La economía solidaria y el espíritu positivo en la época de crisis. XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, Buenos Aires.

Natalia Simón 🌙

El valor de las encuestas

Las encuestas son importantes. Por un lado, tienen un valor social. La importancia de mostrar las opiniones, valoraciones, necesidades u otros aspectos de determinados grupos sociales, la importancia de explicar hechos sociales, o de conocer la realidad social desde diferentes ópticas. La importancia de las encuestas para predecir comportamientos, como, por ejemplo, la intención de voto en política, o el consumo de determinados productos en marketing.
En términos estadísticos también hablamos de la validez de la encuesta.
Una encuesta será válida si mide realmente lo que pretende medir.
Es necesario aclarar que, la encuesta es una técnica cuantitativa, y el cuestionario el instrumento de medida, de recogida de datos.
Además de la validez, es importante tener en cuenta la fiabilidad, entendida como, el grado en que repetidas mediciones realizadas en las mismas circunstancias producen el mismo resultado, utilizando la misma herramienta de medida. Es decir, si mide correctamente, sin errores, lo que pretende medir.
La fiabilidad también se conoce como nivel de confianza. En sociología, normalmente se trabaja con un nivel de confianza del 95%. Aunque también se puede trabajar con un 90% o un 99%.
A su vez, es importante que la encuesta sea representativa, es decir, que represente a la población que está considerando, con un margen de error aceptable.
El margen de error se calcula para poblaciones finitas (menos de 100.000 unidades) e infinitas (más de 100.000 unidades). Y dependerá, a su vez, del nivel de confianza, y del objeto de estudio. Por ejemplo, en estudios clínicos el margen de error debe ser mínimo, prácticamente, cero. Al igual que debiera ser para los sondeos electorales.
Por lo tanto, cuanto más pequeño sea el margen de error, más exactos serán los resultados que se obtengan.

A partir de ahora, cuando leamos los resultados de una encuesta podremos valorar que, además de importante, es de calidad, si tiene como mínimo fiabilidad, validez, y representatividad.

Natalia Simón 🌙

Jened Camp mucho más que un campamento

No todo lo que nuestros amigos nos recomiendan para ver es bueno, no. Depende de los gustos, las necesidades, las inquietudes, o los tiempos de cada uno. Sin embargo, el otro día todo encajaba, así que, ¿por qué no? Palomitas, mantita y documental «Crip camp: a disability revolution». Y antes de que se me olvide, gracias Jesús https://jgamago.com/ por tu recomendación. https://www.facebook.com/JGAmago/posts/10219120343350866

No quiero descubrir mucho de este documental, cada cual saque sus propias conclusiones. Pero sí adelantar que merece la pena reflexionar acerca de su contenido ya que, nos acerca a una realidad que, por desgracia, está muy vigente aún hoy en día. Me refiero al hecho de que, aun habiendo avanzado mucho, y la legislación a lo largo de los años haya ido articulando medidas cuya aplicación pretendía la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad, aún no se ha conseguido que, éstas, puedan disfrutar al cien por cien de sus derechos, que, por cierto, los tienen.

Década de los 70. Campamento Jened dirigido por un grupo de «hippies». Grupo de jóvenes con discapacidad. 504 Sit-in (1977). Sección 504 de la Ley de Rehabilitación de 1973. Ley para estadounidenses con discapacidades (ADA, 1990). Y una realidad tangible, desde la aprobación de la Sección 504 en 1973 hasta 1977 ninguna regulación publicada en relación con los derechos civiles de las personas con discapacidad. De esto va este documental. De cómo un grupo de personas con discapacidad logra movilizarse, entendido y defendiendo que, la mejor forma de conseguir los objetivos era a través de la unión. Unión entre las propias personas con discapacidad, con discapacidades diferentes, y de otros colectivos y movimientos sociales que también luchaban por sus derechos y les brindaban su apoyo, más allá de las organizaciones de discapacidad.

Las siguientes frases extraídas del documental me parecen importantes y sugerentes para la reflexión. ¿Repensamos?

«Tienes que ser muy extrovertido. Tienes que acercarte y presentarte a la gente, porque ellos no se acercaran a ti».

«La importancia de no saber diferenciar quién es el campista y quién el supervisor en el campamento. Sólo así es posible mirarnos desde la igualdad».

«Ven al campamento… y te encontraras a ti mismo».

«Ser adolescente sin estereotipos ni etiquetas. El problema no era de las personas con discapacidad sino de las personas sin discapacidad».

«Los supervisores no parecen niñeras. Nunca me habían tratado así en un campamento».

«Ser inclusiva para que la gente se sienta parte de lo que está pasando».

«Había en el campamento más libertad y autonomía».

«Se asocia la discapacidad con una enfermedad».

«Nos respetábamos y todos creíamos que lo que decían los otros era importante. De algún modo, aun siendo tan jóvenes sabíamos que éramos excluidos. No queríamos excluir a nadie, estábamos dispuestos a escuchar».

«Fuera del campamento no me sentía un chico guay, dentro sí».

«Empecé a experimentar que otras personas, que no fueran mi padre o mi madre, hicieran cosas por mí».

«Padres demasiado buenos y excesivamente protectores».

«Cree que le han negado el derecho a la intimidad. Creo que es uno de los principales derechos».

«En el campamento veíamos que nuestras vidas podían ser mejores».

«No tienes nada por lo que luchar si no sabes qué existe».

«Se trataba de cambiar también fuera del campamento. Intentar adaptarse, encajar en un mundo que no estaba preparado para mí».

«Si no te respetas a ti mismo, y no pides lo que crees que mereces, no vas a conseguir nada».

«La gente tiene que implicarse y sentir que ha marcado la diferencia, si no, no permanecerá ahí mucho más».

«No te conozco, pero te creo. Éramos testigos de nuestras verdades. Te entiendo, y te creo».

«Cuando los muros que te rodean empiezan a desaparecer, la barrera que uno se impone, al pensar que hay que superar la discapacidad, causa estragos, era negar una parte de lo que soy».

«Si tengo que dar las gracias por poder usar baños accesibles, ¿cuándo seré una igual en la comunidad?».

«Nosotros, personas con discapacidad, estamos aquí para asegurar, al grupo de americanos discapacitados, la vida diaria normal que las personas sin grado de discapacidad, a menudo, dan por supuesto».

Desde el campamento, para el documental se han utilizado las imágenes filmadas en 1971 por el grupo People’s Video Theater han pasado casi 50 años y siguen vigentes los estereotipos que dificultan la inclusión de las personas con discapacidad en esta sociedad a la que todos pertenecemos.

Vivimos en una sociedad aún marcada por el modelo médico rehabilitador que no deja espacio al fortalecimiento del modelo social de la discapacidad, para el que las limitaciones individuales no son las raíces del problema, sino las limitaciones de la propia sociedad para prestar servicios apropiados y para asegurar adecuadamente que las necesidades de las personas con discapacidad sean tenidas en cuenta dentro de la organización social. (Palacios, 2008)

Seguimos presenciando atónitos barreras arquitectónicas y cognitivas que dificultan que las personas con discapacidad puedan acceder, y disfrutar ya en el interior, en igualdad de condiciones, de los museos, restaurantes, transporte público, empresas, comercios, etc.

Seguimos sintiendo miedo a lo diferente, a lo desconocido. Leyes que no se cumplen, la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006 sigue sin cumplirse en el 2020. Es importante que cambien las actitudes, la visión social de la inclusión. Ya lo dicen en el documental:

«Mientras no cambien las actitudes sociales las leyes tampoco sirven para mucho».

Repensemos la sociedad para poder transformarla.

Natalia Simón 🌙

El teatro sistémico como herramienta de transformación social

23:11 horas del 16 de octubre de 2019 suena el móvil, acaba de llegar un whatsapp.

«Hola. Estoy preguntando a varias personas. Te interesaría participar en una formación gratuita de teatro sistémico diez días en Milán?. Del 28 de noviembre al 8 de diciembre.
Por un instante pensé que Emma se había confundido de destinatario. ¿Por qué a mí? Pedazo regalo me hacía. En menos de dos minutos ya estaba comentando con mi pareja la forma de organizarnos para poder aceptar la propuesta. Y, otros dos minutos después, así tal cual, y sin preguntar mucho más, la respuesta fue un SÍÍÍ, me apunto!!
El 22 de octubre, confirmado!! Nos vamos a Milán a formarnos sobre teatro sistémico. Fascinada a la vez que inquieta, pero desde luego expectante y agradecida.
El 11 de noviembre se me incorpora a un grupo de whatsapp creado específicamente para el viaje-formación. Grupo de siete personas, todas desconocidas y con un único nexo de unión, Emma. Comienza la aventura!

Pero, ¿qué es el teatro sistémico?

Emma Luque, fundadora y facilitadora de conflictos de la entidad 3Social y responsable de la escuela de Teatro Sistémico lo explica muy bien: «El teatro sistémico bebe del teatro de la escucha y del teatro del oprimido, que están en el marco del teatro social, que a su vez deriva del teatro político. El teatro político se desenmarca del teatro al uso porque apuesta por dar foco a temáticas de carácter político y como decía Bertolt Brecht es un teatro que no debe dejar ajeno al público de lo que trata, pretende romper con la cuarta pared en el sentido de que el público forme parte del análisis y se vaya cuestionando lo que ha visto, para que la obra contamine la vida y al revés».

Por lo tanto, el teatro sistémico sería:
– Teatro político, porque todos sus procesos de indagación y trabajos artísticos buscan mostrar temáticas que despierten en el público la mirada crítica y el cuestionamienro de los problemas sociales y políticos.
– Teatro terapéutico, porque igualmente busca en todos sus procesos que las personas participantes (tanto participantes de procesos de trasformación personal como público de los procesos artísticos) puedan identificar en sus vidas y en sus conflictos emocionales aquello que se trabaja en los procesos de indagación.
– Teatro del oprimido porque a nivel político, pone el foco en la visibilidad de los engranajes de opresión social, cultural, político y económico, buscando que, tanto participantes como público, cuestionen las bases de la violencia estructural en donde forman parte como agentes opresores y agentes oprimidos.

Aprendizaje, viaje a lo más profundo de mi interior. Refuerzo de mi amistad con Emma, cinco amigos más que permanecerán en mi vida y no sólo como un recuerdo, Bego, Charo, Zósimo, Antonio y Laura. 798 archivos compartidos desde entonces. Risas, momentos, fotos que posibilitan materializar lo vivido, mantener viva la experiencia. Compañeros de formación de otros países, de Grecia, Alemania e Italia, que juntos, todos, aprendimos que para vivir en paz es necesario conocer las estructuras que nos oprimen, las opresiones y las relaciones de poder; reconciliarnos con nuestros ancestros, con el mundo, con nosotros mismos. Que es más importante resolver los conflictos desde el vector del amor que desde el vector de la violencia, como socialmente viene siendo habitual. Y, que es más efectivo y positivo conectarse con el alma y con el amor, que con el odio.

La transformación de la sociedad empieza hoy, y empieza conmigo.

Natalia Simón 🌙

¿Por qué nos creemos los bulos?

En los últimos tiempos el número de fake news está creciendo vertiginosamente. No es algo nuevo, pero si es algo que en los últimos años ha aumentado dado el alcance que tiene Internet. Sin entrar en el fin que tienen, por qué aparecen, para desprestigiar, polemizar, influir, o crear alarma social, por ejemplo. Sí me gustaría exponer, por qué las noticias falsas, los rumores, los bulos, llegan a hacerse eco entre la población, hasta el punto de tener que ser desmentidos para evitar que consigan lo que pretenden conseguir.
Está claro que los bulos son mucho más llamativos y estridentes que cualquier realidad que podamos vivir por muy asombrosa que ésta sea.
En primer lugar, las fake news consiguen su cometido porque no tenemos desarrollada la competencia informacional propia, por ejemplo, de la sociología de las organizaciones, que es la competencia que nos proporcionaría las habilidades y los conocimientos necesarios para interactuar de forma efectiva con la información. Sería la habilidad de reconocer una necesidad de información y la capacidad de identificar, localizar, evaluar, organizar, comunicar y utilizar dicha información de forma efectiva, tanto para resolver problemas como para aprender a lo largo de la vida.
Actualmente accedemos a Internet y esto facilita el acceso a la información, pero, a su vez, se evidencia una abundancia de la misma, y aunque a primera vista parece algo positivo, genera también efectos negativos como, por ejemplo, la dificultad que nos supone encontrar de forma rápida y eficiente la información que necesitamos, la inseguridad con respecto a la calidad de la información que encontramos o la credibilidad de las fuentes que consultamos.
Por lo tanto, es muy importante desarrollar la capacidad de discernir entre lo que es verdad o lo que es real y lo que son bulos o fake news. Es importante cultivar ya desde pequeños, en casa y en el colegio también, la reflexión, el pensamiento crítico, y cada vez es más importante precisamente porque vivimos en la sociedad del conocimiento, aunque a veces pienso que vivimos, más bien, en la sociedad de la opinión y de la desinformación.
Y el segundo aspecto que creo importante, y que ya he mencionado antes, sería precisamente el relacionado con la credibilidad de las fuentes que consultamos, sin duda la confianza que te genere la fuente, a veces incluso habiendo desarrollado esa habilidad de discernir la verdad, nos fiamos ciegamente de lo que nos llega sin llegar a contrastar.
Y, cuánto más próxima es la fuente más confianza. La proximidad puede ser por ideologías compartidas, seguimiento de influencers, o afinidad con la fuente en cuestión.
Este confinamiento es una gran oportunidad para cultivar esa competencia informacional. Desarrollar un pensamiento crítico, la reflexión de todos los datos y toda la información que nos llega a través de familiares, amigos, compañeros, a la que accedemos por internet, en las redes sociales u otros medios de comunicación.
Esa capacidad informacional nos permitirá, sin duda, ganar tiempo para la acción, nos permitirá no agotar nuestras fuerzas y energías en el desmentir los bulos que otros lanzan, como decia al principio del texto, para desprestigiar, polemizar, influir, o crear alarma social.
Tengamos nuestro propio criterio, nuestro propio pensamiento, que será sin duda, la mejor forma que tengamos de libertad.

Natalia Simón 🌙

Los mayores sí importan

Esta mañana he despertado agradecida. El pasado sábado, 4 de abril, escribí una reflexión relacionada con el cuidado de nuestros mayores en estos momentos de confinamiento. Se la mandé a Alicia Avilés, periodista de Eldiario.es Castilla-La Mancha para uno de los blogs de este diario, «Castilla-La Mancha desde tu ventana». Hoy lo han publicado y yo lo comparto aquí:

Días de silencio. Pero no es el mismo silencio de otros sábados. Oigo gente que habla en la calle, me asomo a la ventana y veo un Santana Aníbal CLTT 4×4 aparcado justo delante de la puerta de la Residencia de Mayores. Al lado del todoterreno y de la entrada de la residencia, cuatro hombres, efectivos de la Unidad Militar de Emergencia, todos ellos ataviados con sus correspondientes Equipos de Protección Individual. Acababan de salir de la residencia de limpiar y desinfectar sus instalaciones con medios portátiles de desinfección, y procedían a limpiarse sus equipos, incluso se ayudaban unos a otros a hacerlo. Ya sin sus monos blancos de protección y uniformados oficialmente charlaban en la puerta.
Reconozco que este sábado me he despertado un poco más tarde que otros sábados, pero no por el confinamiento si no porque la noche del viernes no fui capaz de levantarme del sofá, se estrenaba la cuarta temporada de La casa de papel y el final de cada capítulo me dejaba con ganas de más hasta que cayó, literalmente, toda la temporada.
Sigo mis tareas domésticas (hoy va todo con retraso…) y a las 14.47 horas oigo el sonido del motor de un camión, vuelvo a asomarme a la ventana y veo que acababa de llegar un Iveco Eurocargo rojo. Llegaba unos minutos antes de que el presidente del Gobierno anunciara que se alargaba 15 días más el estado de alarma, hasta el próximo 26 de abril, como si de la prórroga de un partido de fútbol se tratara.
Reconozco que no me estaba sintiendo muy bien, me sentía como una «cotilla» espiando sin piedad a unos jóvenes mientras trabajaban, esperando a que hicieran algo mal, que incumplieran el protocolo, las medidas tomadas, no sé, ver algo que me posibilitara poner en alza mi dedo acusador. Pero no, en verdad les miraba con atención, jóvenes sí pero profesionales también, que con cuidado se limpiaban y desinfectaban. Unos se dispusieron a comer, un bocadillo, supongo, retirándose a un espacio más alejado de la entrada, mientras otros recogían las mochilas, pulverizadores y demás equipos. Les observaba así para poder dejar constancia y poder relatar un hecho relacionado con lo que está pasando en nuestras calles, en nuestras vidas, en nuestra sociedad, ya que desde el pasado viernes 13 de marzo solamente he salido una vez, a comprar, y pocas son las veces que me he asomado a la ventana a ver si pasaba alguien, aunque fuera a pasear a su perro, a ver si pasaba algo, y no tener solamente la información que me llega por los medios de comunicación o por lo que me cuenta algún amigo. Aunque muchas sí han sido las veces que me he asomado con tristeza para pensar en cómo se estaría viviendo esta trágica situación en la residencia vecina.
No voy a entrar en otros temas o aspectos, sólo quiero centrarme en la importancia que tiene cuidar a nuestros mayores, devolverles lo que un día ellos hicieron por nosotros, por amor, por humanidad, por derecho. Poder pensar que cuando yo sea mayor, los jóvenes de ahora que tendrán mi edad vean a los jóvenes de esa época cuidando de nosotros, y éstos de ellos, después, más adelante, porque es la única manera de entender la vida, a través del cuidado, cuidarnos para poder querernos.
Que los jóvenes de ahora no tengan que leer a mi edad las atrocidades que yo leo estos días, la discriminación en la atención sanitaria a mayores, justificando sin sentido que no vale la pena que el sistema sanitario intente salvar la vida de personas mayores de 80 años.
Por eso creo hoy me quedé observando desde mi ventana, para comprobar que sí seguimos cuidando de nuestros mayores y de los cuidadores de éstos en las residencias de mayores. Que, si nos importan, al menos a algunos.

  • Según el informe «Un perfil de las personas mayores en España, 2019. Indicadores estadísticos básicos», dirigido por el investigador científico del departamento de Población del CSIC, Antonio Abellán García, las personas mayores de más de 65 años a 1 de enero de 2018 suponían un 19,1% de la población española (INE, 2018).

Natalia Simón. 🌙

https://m.eldiario.es/clm/clmdesdelaventana/mayores-importan_6_1013908606.html

Y, cuando todo pase, ¿qué?

Quizás no se lleva tan mal el hecho de estar en casa «encerrado», sin salir. Es cierto que es la primera vez que un hecho social nos afecta a todos, a todos los países, ricos y pobres, a todas las personas, famosos, políticos, etcétera. Pero también es cierto que no nos afecta a todos por igual. Hemos perdido la sensación de libertad a la hora de decidir, la libertad de hacer lo que queramos ya que hay una situación de alarma que nos obliga a no salir de casa, a excepción de determinadas situaciones, claro. Y, además, las medidas que se están adoptando en muchos casos no alivian la situación extrema que viven o están empezando a vivir muchas familias.
Esta situación puede generar posteriormente, cuando todo pase o medio pase, conductas antisociales, conductas que, socialmente hablando, no son «normales», no son las «esperadas», las «aceptadas», que se generan precisamente por considerar que las instituciones no les han aportado las herramientas necesarias para vivir en comunidad, en sociedad. Es lo que en Sociología se conoce con el término de ANOMIA, desarrollado por Emile Durkheim, que explica como las personas se aislan por la falta o la incongruencia de normas sociales.
De todas formas, la historia nos permite intuir que seguramente, poco a poco volveremos a la vida que teníamos, a medio-largo plazo. Aunque esta situación que estamos viviendo es plenamente nueva, y desconocida.
Seguramente seguiremos viendo, por un tiempo, gente con mascarilla por la calle, habrá repuntes racistas, aumento de suicidios, más pobreza…
Seremos OTROS, nunca volveremos a ser los mismos.
Valoraremos más lo público, la sanidad pública, seremos más humanos, entenderemos mejor a todas las personas que se sienten rechazadas, discriminadas por el mero hecho de emigrar de sus países en busca de una vida mejor. Cuidaremos más el medio ambiente, seremos más comedidos a la hora de consumir… Pero sólo si sabemos aprovechar lo que está ocurriendo para mejorar, estamos a tiempo de cambiar el rumbo de la sociedad.
Llevamos muchos años arrastrando una crisis ambiental que nos indica la necesidad urgente de una transformación social, apuntando rígidamente a un cambio en los modos de consumo. Una crisis económica y financiera resuelta, a medias, desde un enfoque capitalista que deja en el olvido toda la problemática ecológica y todo cambio de sociedad.
Es imprescindible invertir en ciencia, en investigación. En protocolos que funcionen eficazmente ante posibles situaciones de emergencia. Trabajar con equipos interdisciplinares. Pero, sobre todo, dos aspectos que me gustaría resaltar, el respeto a la naturaleza y la unión, la cooperación. Por desgracia estamos presenciando ataques entre partidos políticos y la sociedad, los votantes, están cansados más que nunca, percibiendo que ni en situaciones extremas como estás se ponen de acuerdo, primando más intereses personales, partidistas, económicos o chovinistas.
La sociedad ha comprobado como lo que se nos niega siempre a nivel normativo, de estructura empresarial, aprendizajes varios, es posible. Al igual que ser solidarios, empáticos y sociales. Reencontrarnos con nosotros mismos para vivir en una sociedad diferente, más humana, más social, más respetuosa con las personas y por supuesto, con la naturaleza.
Creo que todos y cada uno de nosotros deberíamos preguntarnos qué vamos a hacer cuando termine todo esto. Y en estos casos, en casa, crearnos unas expectativas moderadas, realmente alcanzables para no caer en futuras frustraciones, es primordial cultivar las emociones ya que la mejor manera de esquivar las frustraciones, los fracasos o situaciones inesperadas es a través del control emocional. Esta situación nos ha obligado a salir de nuestra zona de confort. Ahora y después toca adaptarse.
La transformación de la sociedad pasa también por un cambio en otras esferas. Tal y como apuntaba hace años De Sousa, teórico de la sociología de la emergencia, «la condición necesaria para hacer frente a la exclusión social que afecta a cada vez más seres humanos es llevar a cabo una doble reinvención: la del Estado y la de la democracia».
Por lo tanto, considero que sólo si somos conscientes de que no lo estábamos haciendo muy bien, y queremos que emerja una sociedad diferente, y consideramos a su vez que esta crisis sanitaria sin duda traerá más exclusión social, la transformación social solo podrá emerger de la mano de una reinvención del estado y la democracia.

Natalia Simón 🌙

Golpe de realidad

Salto obligado a la madurez, a la sensatez, al entender sin entender muy bien qué está ocurriendo.
Como si se tratara de un golpe de suerte esto ha sido un golpe de realidad.


A mi nunca me ha costado estar «encerrada» en casa, nunca, ni en pisos de pocos metros cuadrados sola unos meses, sola con mis hijos los meses restantes, ese fue mi aprendizaje en su momento. Es lo que conlleva una custodia compartida, por convencimiento, aunque finalmente el tiempo haya dado la razón a la sin razón. Tampoco me cuesta ahora, en una casa con más metros cuadrados, con mis hijos y mi pareja.


Lo que si es cierto es que ahora es más llevadero, no solamente por los metros de más sino porque hay más comida en el frigorífico y en los estantes de la cocina, no digo que antes no la hubiera, pero ahora hay más diversidad, más para elegir. Porque ahora puedo hablar, expresar mis emociones con una persona adulta, que me quiere siempre y me soporta a ratos, no más no menos que por el estado de «encierro». Porque ahora mis hijos son más mayores y aunque la adolescencia no es fácil, ya no dependen de mi para todo, comidas, baños, estudios, entretenimiento… Porque el cáncer se me ha llevado a muchas personas queridas, familiares más mayores que yo (abuelos, padres, tios) y ahora no tengo que estar pendiente de cuidados, enfermedades, soledad… no tengo que atenderles ni en casa, ni en la distancia. Porque mi trabajo permite el teletrabajo y tengo la confianza y apoyo de mis «jefes» (entre comillas porque no les gusta este término).


Todas las vivencias traen de la mano aprendizajes, lo importante es aprender lo que te trae cada nueva situación.


En estos largos días (aunque hay días que se pasan volando y siguen faltando horas aun confinados, teletrabajo, recibimiento de tareas escolares, tareas propiamente caseras, etc.) da tiempo a analizar la vida con un sencillo DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades), la vida vivida y la vida soñada, el futuro por venir cuando todo esto pase.


Tantas horas juntos (con la familia o en solitario con uno mismo) que da tiempo a decubrinos y a descubrir aspectos del otro, totalmente desconocidos, ocultos, escondidos, o simplemente simulados…
De esta saldremos leo en toda las redes sociales (lo poco de «social» que tiene esta extraordinaria situación actual) pero la pregunta es ¿cómo saldremos?, ¿cuánto de cambiados?.
Saldremos de la mano y con besos, sin mirarnos y con reproches. Y no me refiero solamente a la convivencia en casa, sino a la convivencia en sociedad.

No todos tenemos la misma situación y por lo tanto, las mismas medidas no son válidas para todos por igual. Y ahora más que nunca es importante tirar de aprendizaje, de valorar lo que se tiene, de acordarse de lo que se ha perdido. De que, aunque el COVID-19 ha sido el único capaz de medirnos a todos con el mismo rasero, no todos lo estamos viviendo con las mismas necesidades, ni el mismo contexto económico, laboral, familiar, social en definitiva.
La sociedad sin personas no es sociedad.


Críticas por todo, a todos, se visibiliza más que nunca la irracionalidad del ser humano en todas las vertientes. ¿Es necesario que nos prohíban salir de casa si siempre habrá transgresores de la norma? El simple sentido común tendría que hacernos tomar decisiones de motu propio. Pero, quizás, tengamos un desánimo arropado de incredulidad que no nos permite reaccionar como se espera que hagamos.


Llevo años citando las palabras de Emilio Lledó en las clases que imparto a alumnado de 2° de Educación Infantil y de Primaria en la parte de Sociología de la asignatura Educación y Sociedad, «para qué queremos libertad de expresión si no tenemos libertad de pensamiento». Ayer tuve la oportunidad de leer una entrevista reciente en la que decía lo siguiente: «es clave cultivar la inteligencia crítica, y una situación como esta lo revela. Entre tanto exceso de información, de palabras refritas, y peor, entre tanta desinformación, el ciudadano debe ser capaz de plantearse las preguntas propias de una mente libre: quién nos dice la verdad, quién nos engaña, quién quiere manipularnos».


Mantengo mi propuesta de clase (y también en mi día a día), y totalmente de acuerdo, de nuevo, con este señor. Siempre lo digo a mi alumnado, curso tras curso: «desarrollemos la capacidad reflexiva, analítica, la crítica constructiva,  el cuestionamiento de la información,  de los datos. Sólo si somos capaces de contrastar la información podremos tener libertad de pensamiento y solo así, entonces, libertad de expresión. Que no de acción. Como nos ha quedado claro desde el pasado 13 de marzo con el estado de alarma.


No, no me cuesta estar «encerrada» en casa, pero sí, estarlo sin entender la situación.

Natalia Simón 🌙