Recuerdo perfectamente las primeras clases como estudiante de Sociología… O eso creo!! Por ejemplo, de la asignatura Introducción a la Ciencia Política. Dos lecciones del profesor. Primera lección inolvidable: La Sociología es la «bella inútil de las carreras».
Segunda lección a tener en cuenta el resto de los días: la relación inevitable entre ciudadanía y política a partir de la explicación de la palabra «idiota».
«Idiota», palabra de origen griego, originaria de la palabra «idiótes», que se refiere a una persona que no está interesada por la política, por los asuntos «públicos».
Así, en términos generales, no creo que haga falta entrar en más detalles…
Seguramente, para muchos de vosotros estas dos premisas no signifiquen nada, para mí, desde ese mismo instante, significaron todo.
La primera causó un efecto presumiblemente inesperado, en vez de rechazo produjo que me enamorara de lleno de la Sociología, convirtiéndose, para mí, en la útil más bella de todas las carreras posibles.
La segunda, me hizo entender el compromiso social que como ciudadanos y actores sociales debemos tener para con nuestra sociedad.
Comparto, tal y como apunta k. Marx en la Tesis sobre Feuerbach (1845) y publicada post mortem en 1888 por F. Engels, algunas de las once notas incluidas en su escrito, y que considero esenciales para entender que no se trata solamente de entender que, como individuo formo parte de la sociedad sino que, como formo parte de la sociedad, puedo y debo cambiarla. Establecemos un compromiso social pero como actores, con el fin de transformar la sociedad con nuestas acciones.
[I] El defecto fundamental de todo el materialismo anterior -incluido el de Feuerbach- es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo.
[III] La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej., en Robert Owen).
La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.
[VIII] La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esa práctica.
[X] El punto de vista del antiguo materialismo es la sociedad «civil»; el del nuevo materialismo, la sociedad humana o la humanidad socializada.
[XI] Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.