Si me preguntara alguien ¿qué es para ti saber comunicar? tendría muy clara la respuesta. Saber comunicar es conseguir que lo que se pretende transmitir sea entendido, por todas las personas, de la misma manera.
Es importante, e igualmente necesario, saber comunicar. Cuando transmitimos una información, un comunicado, o, por ejemplo, unas recomendaciones de actuación en una situación de estado de alarma como está sucediendo, y de forma frecuente, durante estas últimas semanas en las que la información emerge como el agua fluye por un río, es necesario tener constancia de que lo que se transmite sea entendido por todo el mundo, que no genere confusión, y evitar malas y diversas interpretaciones.
¿Es posible?, sí, es posible. Es posible utilizar un lenguaje más coloquial y mantener, a la vez, una información rigurosa, seria, formal, y veraz.
Podemos utilizar nuestra jerga profesional, está claro, pero si lo que queremos es que lo que decimos se entienda por todas las personas, debemos flexibilizar. Podemos ser igualmente profesionales sin ser extremadamente rigurosos lingüísticamente hablando. La pregunta que nos debemos hacer sería ¿qué significado tiene para el lector lo que yo pretendo transmitir?
Evidentemente, tanto la legislación (leyes, normas, decretos, recomendaciones, etc.) rigurosamente profesional en su contenido, y abordada esencialmente desde el ámbito jurídico (abogados, jueces, procuradores…), como las ordenes o circulares en el ámbito de la Administración Pública, y esencialmente emitidas por el ámbito político (consejeros, directores generales u otros responsables de unidades administrativas), previa aprobación por sus gabinetes jurídicos, e igualmente rigurosas en su lenguaje, son, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones ininteligibles para la población de a pie. A veces, incluso, llegando a asustar cuando llega una notificación, aunque sea para informarte de un cambio en el horario de recogida de basuras.
Que nunca llueve a gusto de todos es más que conocido, pero estamos siendo testigos de que tampoco en tiempo de crisis llueve a gusto de todos, crisis, por cierto, bien merecedora de grandes dosis de solidaridad y por qué no, de entendimiento. Dicho esto, estoy más que convencida que redactar una norma para que, por ejemplo, los niños empiecen a salir de casa a tomar el aire, tras más de un mes de confinamiento, es más que difícil. Y que, además, esta norma pueda ser adaptada satisfactoriamente por cada una de las diecisiete Comunidades Autónomas, más arduo aún. A estas dificultades le podemos sumar la dificultad de transmitir oralmente lo que está escrito en la norma a través de un portavoz.
Pau Solanilla, comenta recientemente que, “la pandemia está generando incertidumbre y miedo. Una situación que requiere de una respuesta extraordinaria y resiliente en la que nadie puede eludir su responsabilidad. Paradójicamente, en esta lucha una de las principales defensas frente al virus es la comunicación.
Solanilla, P. (2020). Comunicación de crisis y la importancia de la reputación. En Comunicación política en tiempos de Coronavirus. Coord. Gutiérrez-Rubi, A. y Pont, C. Cátedra ideograma-UPF de comunicación política y Democracia.
En un mundo como en el que vivimos, en el que alardeamos de ser avanzados, innovadores, democráticos, y ¿por qué no? inclusivos, ya puestos, no resulta difícil creer que nos llegue información confusa, al permitir diferentes interpretaciones. ¿El resultado? Multiplicar a la enésima potencia los esfuerzos de todos, profesionales, familias, instituciones, etc.
No es fácil descolgarnos de “lo profesional” cuando escribimos o cuando nos comunicamos verbalmente, quizás tampoco desarrollamos esa capacidad. Cuando llegas a casa y hablas con tus hijos, y te dicen mamá, hablas raro, háblame para que yo te entienda, es cuando empiezas a darte cuenta de que si solamente te mueves en tu mundo difícilmente llegas a ese entendimiento mutuo tan añorado estos días. Si no nos damos cuenta de que nuestra información no llega como debiera al resto de mortales, algo estamos haciendo mal. Y da lo mismo si lo que queremos transmitir es la posibilidad de salir con niños menores a dar un paseo o recomendar el uso de mascarilla cuando salimos a hacer la compra.
Ahora, más que nunca, está quedando visible la carencia prácticamente absoluta que se está teniendo el Gobierno a la hora de representar a todos y cada uno de los actores que conforman la compleja y variada sociedad y, por lo tanto, evidente la necesidad urgente de que estas instituciones hagan coparticipes en su estrategia comunicativa a la sociedad civil, utilizando una forma de comunicarse más abierta, inclusiva y cercana, que permita reducir entre todos ese grado de incertidumbre y miedo que la situación de crisis sanitaria, yo diría, además, de crisis económica y social, está generando en los ciudadanos.
¿Cómo empezamos?
Una forma de hacer más accesible cualquier texto escrito, ya sea en formato digital o analógico, es mediante el uso de un lenguaje claro, directo y sencillo, y mediante la utilización de cuantos apoyos visuales o auditivos sean necesarios.
Así lo explica Milagros Rubio, “al ser el acceso a la información, al conocimiento, un derecho de todas y todos los ciudadanos, la lectura se convierte en una de las herramientas universales que nos permiten ser más autónomos en la sociedad de la información, sin embargo, el texto escrito no se ajusta siempre a nuestras capacidades para comprender lo que leemos”.
https://enmarchaconlastic.educarex.es/224-nuevo-emt/atencion-aladiversidad/3002-lectura-facil-un-modelo-de-diseno-para-tdos
Siendo importante, entonces, conseguir que un artículo, una noticia, un folleto, o en este caso, unas recomendaciones o medidas de confinamiento…, salven esas barreras cognitivas y de comprensión y lleguen a todas las personas en igualdad de oportunidades, y para ello, imprescindible, entre otros elementos, la lectura fácil. Así sí podremos alardear de sociedad, por ejemplo, inclusiva.
Teniendo en cuenta que, alrededor del 30% de la población tiene dificultades para comprender e interpretar textos, si flexibilizamos a la hora de comunicarnos llegaremos, o al menos intentaremos llegar, a todas las personas a las que dirigimos nuestra información, sin excluir a nadie.
Otro asunto es el tema del acatamiento de las normas, eso ya no depende de la estrategia comunicativa sino de la tozudez humana.
Natalia Simón🌙